Un día moriré sin morirme.
Moriré para ciertas cosas nada más.
Moriré para el aire de las sombras,
la cadenas gastadas
de ciertos condecorados acreedores al miedo.
Moriré en blanco, sin sábanas ni gritos.
Será en una trinchera tapizada de Utopías,
Con un banderín blanco en alto
para inventariar pájaros.
Un día moriré para ciertas cosas;
el cementerio estará vedado de ingreso
al invierno de los miedos.
El vino será más vino
y tu mano más apretada al verso.
Moriré en el pueblo
ocupado de otras cosas,
pues ya dije que solo moriré para ciertas cosas.
No morirá mi creencia, porque algo he de llevarme;
tu rosario, el que tus manos contaban cada cruz.
Mi lápiz azul, mi única bandera,
el sonido del aire remolineando olvidos.
Un poco de agua en el alma, el del inicio,
vientre madre.
Un día moriré solo para acabar cansancios,
pero no cerraré los ojos
porque querré llenarme de vida.
Ricardo d. mastrizzo
Moriré para ciertas cosas nada más.
Moriré para el aire de las sombras,
la cadenas gastadas
de ciertos condecorados acreedores al miedo.
Moriré en blanco, sin sábanas ni gritos.
Será en una trinchera tapizada de Utopías,
Con un banderín blanco en alto
para inventariar pájaros.
Un día moriré para ciertas cosas;
el cementerio estará vedado de ingreso
al invierno de los miedos.
El vino será más vino
y tu mano más apretada al verso.
Moriré en el pueblo
ocupado de otras cosas,
pues ya dije que solo moriré para ciertas cosas.
No morirá mi creencia, porque algo he de llevarme;
tu rosario, el que tus manos contaban cada cruz.
Mi lápiz azul, mi única bandera,
el sonido del aire remolineando olvidos.
Un poco de agua en el alma, el del inicio,
vientre madre.
Un día moriré solo para acabar cansancios,
pero no cerraré los ojos
porque querré llenarme de vida.
Ricardo d. mastrizzo
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