As palavras são como vinho, é preciso beber para sabê-las. Mas, não é tão simples, é preciso antes aprender a bebê-las, degustá-las,descobrir os seus becos, seus meandros, seus aromas secretos de palavras, saber esperar a sua hora minúscula, oculta, seus caramelos congelados que esperam a chegada da primavera para transformar-se de novo em palavras pétreas e poder significar.

sábado, 24 de maio de 2008

Entonces

Cuando se hallaba el mundo a punto
De que el prodigio sucediese.
Cuando las horas esperaban
Que unas manos las exprimiesen.
Cuando las ramas opulentas
Daban su sombra a nuestras frentes.
Cuando en el mundo se morían
Todos los tristes y los débiles.
Cuando el soñar, el sentir hondo,
Cuando el beber ávidamente
La luz, la brisa, el agua, el aire,
Eran primero que la muerte.
Cuando las tardes solitarias,
Cuando los árboles más verdes,
Cuando las conchas de colores
A nuestras madres sonrientes,
A nuestras novias de ojos peces.
Cuando eran pena y alegría
Nuestros amables timoneles
Y no existía otro paisaje
Que el que alzaba su luna enfrente:
Mundo que abría cada día
Sus lejanías, frutalmente.

(¿Eras así, tan sin palabras
primaverales que te expresen?
¿Tan de elementos terrenales:
arena, piedra, hierba, nieve?
¿Nombres de tiempos, de lugares
deshojados diariamente:
Piélagos, Hoces, Montes Claros,
Octubre, enero, abril, noviembre?)

Yo no te pinto otros colores
Que los colores que tú tienes.
¿Eras así, mi paraíso,
rumor del agua cuando llueve,
hacha que hiere la madera,
fuego que incendia la hoja verde?

Yo no me acuerdo ya de aquello.
Un día tuve que perderte.
Cuando se hallaba el mundo a punto
De que el prodigio sucediese.



Cuando tenía cada instante
Un ritmo nuevo y diferente,
Cada estación sus ubres llenas,
Rebosantes de blanca leche...

José Hierro

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Quem sou eu

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Pelotas, RS, Brazil
Quem sou eu? Pois começo a pensar: como Leolo, não o sou, porque eu sonho. Parce que moi, je rêve. Je ne le suis pas. Abdico do reinado de ser para estar um rio: um poderoso rio castanho, taciturno, indômito e intratável... O aroma das uvas sobre a mesa de outono. O seu estuário onde a estrela-do-mar, o caranguejo e o espinhaço da baleia são arremessados para a pulsação da terra. Tudo tange e vibra. Fora isso, há esse tempo de agora, ex nihilo, mastigando algum pedaço de silêncio enquanto a poesia vibra. Desse mim, não há muito o que dizer, mas certamente há muito o que inventar.

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